hasta su más mínimo trazo. Saqué todo y las demás nos hicieron rueda. Veía yo los ojos de la española, quien dibuja admirablemente (hacía notables academias con modelos magníficos e incluso entraba al Louvre a copiar), ennegrecerse a medida que él hablaba,surostrosehabíavaciadodecolormientrasque mis mejillas estaban enrojecidas de placer. Fue tanto lo que me estimuló Lhote, que iba yo hasta los sábados en la noche y el director me miraba con simpatía. "Mademoiselle