espejo le devolvió al hermano de la muerte. Volvió a frotarse el rostro con agua, esta vez frenéticamente para no dejarse llevar por el cansancio y la debilidad hasta el sueño. Despertar, despertar. Cuando el dolor reemprendió su ataque ya no supo adivinar por dónde se vaciaríadeélperoerainsoportableycruelcomo una alimaña. El tiempo, el sueño. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde...? Miró al espejo y ya no vio nada salvo una forma borrosa sobre