amor, del lobo, del caballo... Hortensia suspira mirando esas manos huesudas, ya de abultadas venas, que fueron huracán y aún son apasionadas cuando acarician... - ¡ Cómo se cabreaba!... «Aguanto contigo solamente por el piano», me gritaba. Llevaba mucho tiemposintocarloyallíenlacasahabíaunpiano de esos tumbados y largos. Se pasaba el día tocando músicas raras... Bueno, mientras yo la dejaba, porque pronto me hartaba y me la echaba al hombro para