condenados de la tierra, ni un petate en qué caerse muertos, pero eso sí, ¡mucha representación diplomática!" "Y mirala nada más, mira qué cursi la embajadora con su crepé y su vestido ceñido,mejornomiro,porquesemevaanotar." De pronto, una ráfaga de ametralladora rompió el silencio. Seguí caminando con Dick a mi lado, luego pensé que era una imprudencia y le grité: --Tírate.