y altos funcionarios de gobiernos como los de Francia y México. Por su cultura, su información y su inteligencia, estas personas son, ya que no la conciencia de sus pueblos, sí sus ojos y sus oídos. Todos ellos, voluntariamente,hanescogidonoverloquesucedeen Cuba ni oír las quejas de las víctimas de una dictadura inicua. La actitud de estos grupos y personas no difiere de la de los estalinistas de hace treinta años; algunos,