exclaustrado y vestido (o disfrazado) de seglar- empieza a modelar más seria y hondamente la concepción de la guerra y a comprometer de modo más exigente su representación moral. El uniforme es el que acusa lo que de verdad sucede, aunquenoprecisamentelaverdaddeloquesucede,dandounavuelta completa de campana, en una de las inversiones más espectaculares de la historia: de la que era máxima gala, máximo ornato, máxima apariencia, vistosidad y ostentación, el ropero militar pasa bruscamente a la