y el fetiche ideológico de la racionalidad utilitaria -ahora exclaustrado y vestido (o disfrazado) de seglar- empieza a modelar más seria y hondamente la concepción de la guerra y a comprometer de modo más exigente su representación moral.Eluniformeeselqueacusaloquedeverdadsucede, aunque no precisamente la verdad de lo que sucede, dando una vuelta completa de campana, en una de las inversiones más espectaculares de la historia: de la que era máxima gala, máximo ornato, máxima apariencia,