terrible olor a mierda." Pero Argénida Lanao, la hija mayor, contó que Santiago Nasar caminaba con la prestancia de siempre, midiendo bien los pasos, y que su rostro de sarraceno con los rizos alborotados estaba más bello que nunca. Al pasar frente a la mesa lessonrió,ysiguióatravésdelosdormitorioshasta la salida posterior de la casa. "Nos quedamos paralizados de susto", me dijo Argénida Lanao. Mi tía Wenefrida Márquez estaba desescamando un sábalo
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SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos