sentaron a las nueve en punto para cenar en torno a una de las mesas grandes del comedor. Ardía el fuego en la chimenea y sobre los cristales de las ventanas caían gruesas gotas de lluvia. La lluvia que parecía haber serenado los ánimos de todos. Cada uno de ellos sonreíaconlostemasdelaconversacióny,almismo tiempo, guardaban su secreto. Cuando Jano se disponía a salir del comedor, Adriana y Marescu reían abiertamente, sentados uno junto al otro. Ella le saludó
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SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos