nada menos que de la señora Maddalena, plantada en la acera con su buena estampa, bien vestida y despidiendo con la mano en alto al coche que se aleja. Luego, sin ver al viejo a su espalda, entra por la via Salvini hacia su tienda. Elviejosonríeanchamente.«¡Vaya,vaya,vaya con la señora Maddalena...! ¡Así ya se comprende!» El viejo, paseando más allá de los jardines, llega hasta una gran plaza con un monumento en el
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SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos