eran maestras en la ciencia antigua de velar a los enfermos, confortar a los moribundos y amortajar a los muertos. Lo único que mi madre les reprochaba era la costumbre de peinarse antes de dormir. "Muchachas --lesdecía--:nosepeinendenochequeseretrasan los navegantes." Salvo por eso, pensaba que no había hijas mejor educadas. "Son perfectas --le oía decir con frecuencia--. Cualquier hombre será feliz con ellas, porque