de cocina. --¿Y se puede saber por qué quieren matarlo tan temprano? --preguntó. --El sabe por qué --contestó Pedro Vicario. Clotilde Armenta los examinó en serio. Los conocía tan bien que podía distinguirlos, sobre todo despuésdequePedroVicarioregresódelcuartel. "Parecían dos niños", me dijo. Y esa reflexión la asustó, pues siempre había pensado que sólo los niños son capaces de todo. Así que acabó de preparar