para revelarle la verdad. --Es que no he dormido ni un minuto --le dijo. Se fue sin más explicaciones. "De todos modos --me dijo-- ella siempre se imaginaba que le estaban robando." En la plaza se encontró con el padre Amador queregresabaalaiglesiaconlosornamentosde la misa frustrada, pero no le pareció que pudiera hacer por Santiago Nasar nada distinto de salvarle el alma. Iba otra vez hacia el puerto cuando sintió que