echas un trago de Pepsi-Cola. --La democracia no obliga al señor a tanto --dijo él. --De aquí no sales hasta que no hayas catado la bebida --le amenacé--, y no te me pongas chulo, que te puedo. Reconsiderósudesventajafísica,seencogióde hombros, se llevó la botella a los labios y le pegó un largo chupetón. --Está buena --comentó sin entusiasmo. --Y tú, ¿te encuentras bien? --