. Según decía, era yo la única obligación que ella tenía en la vida y empezó a mirarme con una profunda lástima, como si muy poco se pudiera ya hacer por mí. Decidió olvidarte y delegó el cuidado de tu ropa y comida enAgustina,quiensequejabadetenertantotrabajopara ella sola. Te recuerdo en aquel tiempo más solo que nunca, abandonado, como si sobraras en la casa. Tu ropa envejecía contigo, os arrugabais juntos