aquellas niñas. Pues el mío, Adriana, me parecía que me convertía en alguien diferente y especial. No sé por qué nunca me atreví a pedirte que me permitieras asistir a un colegio. Quizás fuera por la cólera conquelehablabasamamá,cuandoellasequejaba, asegurando que yo era ya una niña casi salvaje. Cada vez que os escuchaba discutiendo sobre este tema y ella gritaba asustada, sentía una congoja insoportable. Pues mamá hablaba como si