tan buena... Creo que sólo tía Elisa dudaba de la bondad de Bene o, más bien, estaba convencida de su maldad. Merodeaba por la casa tras ella, observandola vigilante, acechando como un cuervo sus movimientos, sus escasas palabras, susmiradas...Avecesseretirabaasuhabitaciónyparecía olvidarla, como si se aburriera de no descubrir nada sospechoso en su conducta. Bene cantaba mientras barría, fregaba, extendía las sábanas de las camas... Yo aprendí