ruta de la luz. Fue entonces, Francesca, cuando decidí huir de Monteoscuro para siempre.» Jano dejó de beber con avidez en el preciso momento en que aún le quedaba la lucidez suficiente para levantarse y seguir sus vagabundeos por el puebloenbuscadeBetina.Nobebíaconaquellaansiedad desde los días de Monteoscuro. De ahí había nacido su necesidad de escribir en el bar con urgencia, de recordar. Volvió otra vez a la orilla del río,