frente al Campanile y la laguna, pero duró bien poco... Era un vago y un chulo; sacaba más dinero de las americanas viejas que de darle al remo de su góndola y luego se lo gastaba con otras jóvenes...Alfinal,yacuestaabajo,empezóabebery tuve que cuidarle meses y años y, ¡ fijate qué raro!, cuando ya no se podía valer me consolaba cuidarle... Inexplicable, pero así era: aprendí mucho con aquello.