¿Quieres que te prepare un zumo? El niño asintió en silencio y, mientras ella exprimía las naranjas, observó sus piernas. Carmina lo advirtió y, sonriendo brevemente, movió la cabeza a ambos lados. --Eres igual que tu abuelo, igualito. Ahora, toma. Bebeteelzumoyalacama--ordenócondulzura. Una noche le despertaron los alaridos del abuelo, que gritaba con fiereza: --¡Vete de mi habitación! ¡Vete y no vuelvas a