doña Rosaura, concluyendo aquel interrogatorio que había dejado fuera de juego a Bene. Las luces del día se fueron oscureciendo poco a poco, hasta desencadenarse una de aquellas tormentas que tantas veces habíamos contemplado Santiago y yo desde la torre.Y,despuésdeuntensosilencioqueduróhasta el atardecer, Bene salió de la casa. Yo estaba sola cuando la descubrí desde mi ventana. Sentí una lástima insoportable por ella. La veía ahora igual que al principio.