portero y el individuo se habían enzarzado en una acalorada discusión, en la que ambos parecían estar de acuerdo, sobre lo cara que se había puesto la vida, sobre la inminente subida de la gasolina y sobre lo mal que se comía por eldobledeloqueañosatráscostabaunfestínyapenas si me dirigieron una mirada desdeñosa. Me deslicé modosa entre ellos y musité con voz de falsete: --Que ustedes lo pasen bien. Me respondieron con sendos gruñidos