el respeto de sí mismos". Puedo decir que desde luego el mío, por muy poco que valga, sólo se lo ha ganado aquel puñado de londinenses que a raíz del torpedeamiento del crucero argentino General Belgrano se echó a la calle conunapancartaquedecía:"Estoyavergonzadodeseringlés".Enellos solos sobrevive el sentimiento de las responsabilidades públicas, que trasciende los límites de las demarcaciones nacionales; en ellos solos sobrevive la sensibilidad moral que les permite distinguir entre el tirano loco