puerta. Isabela, fatigada, convulsa, se adelanta.) LUCRECIA.- ¡Isabela! ISABELA.- (Gritando.) ¡Han matado a los Médicis! (A Antonio se le cae de la mano el recipiente que sostenía. Chocaconotroylosdosseestrellanenelsuelo.) ANTONIO.- ¿Qué dices, hija? (Los líquidos se mezclan en el suelo. Empiezan a salir llamas y burbujas de colores.) LUCREClA.