trayecto fue largo o corto, porque lo hice absorto en mis pensamientos y no poco irritado por aquel postrer encuentro que, amén de doloroso, ponía en entredicho las hasta entonces irreprochables conclusiones con que don Plutarquete y yo habíamos rematado el interesante caso objeto de estelibro.Ymejuréquesialgúndíarecobrabala libertad, lo primero que haría sería tratar de resolver tanto cabo suelto y tanto punto negro como siempre quedan en los misterios que resuelvo. Y no pude