fueran un perpetuo calendario de bodega, y que sólo alcancé a distinguir una suerte de nalga sucia que era la Luna, como me explicó didáctico mi padre dandome un bofetón para que no me hiciera el vivillo y le pasara los gemelos a mi hermana, quien,soñadora,juró,peseateneryaentoncesmás dioptrías que pelos en la cabeza, que había visto en el cielo la cara risueña de Carlos Gardel y que hasta creía haber oído los primeros compases de sola, fané