escucho denostar a mi padre. PIPPON.- ¿Yo? ¡Señorita...! El amo siempre lleva razón. Dios le agradecerá el don que nos hace de este castillo y el recto y virtuoso camino que a las dos ha impuesto. ((Blanche lee sin hacer caso de la Pippon. Esta se atormenta las manos mirando a la señorita, que desdeña el calor del candelabro.)) Os importa mucho que ese maldito pelirrojo de Eric de Villemont siga, después