puedan creerse sin verlas, no sólo por conocimiento sino por intuición. Estoy contenta pensando en la sorpresa que te puedes llevar. ERIC.- Elin, la mayor sorpresa para mí es que tú pudieras dudar. A todo asentías, preguntabas o respondías con naturalidad. Claro, que nunca quisiste acompañarme, y bien que te lo reproché. Y, entre tanto, pensabas que mentía. ¿Te das cuenta, Blanche? Y aún piensa que seguimos mintiendo.