deslumbramiento, al éxtasis. Sé baronesa de Gastonneaux. Por la Iglesia, ante el trono de Dios. ZOÉ.- Es una blasfemia. ¡Ante Dios! ¿Quieres consagrar un amor infernal? VILLIER.- .- No admito trabas a mi pasión. Seremos hipócritas, mentiremos; nos deleitaremos en el disimulo. La Santa Iglesia no se tiene por qué enterar. Ya te veo modesta y elegantemente vestida, con tus ojos bajos cargados de pestañas, con tu cuello