diciendo que sería para siempre. Le quería a usted demasiado. Yo estaba seguro de que volvería, como otras veces. Pero pasaron cuatro o cinco días y no volvió. La llamé por teléfono y entonces alguien me dijo que había muerto. JUAN.- Yo. Se lo dije yo. Cuando sonó el teléfono, yo estaba tendido en la cama. Había puesto unas gotas de su perfume en la almohada y la recordaba. Cuando preguntaron por ella y dije que había