!, ¡estáis locos! Mi señor, que es el tuyo también... LORISTO.- (Cortando.) ¡El mío no! (Canta la canción de la necesidad de vencer al mal León.) Al buen León obedezco yo, que al malo no. Mas si éste es el que manda, sé disimular y obediencia aparentar y ¡oh, señor! exclamar, Loristo soy, ¡a mandar que obedezco! Mas insisto que a ese León aborrezco y