Texto contextualizado: |
escenario mágico de nuestro juego predilecto. Sólo quedaba el romero que dibujaba los caminos del jardín y los árboles y matas que no habían necesitado para sobrevivir más que el agua que les había caído del cielo. Todas las demás plantas habían muerto y permanecían allí, secas y olvidadas, tentando a la memoria, reconstruyendo para nosotros algo que no recuperaríamos jamás. "¡Hola!" te dije, y deseé preguntarte qué hacías, aunque sólo fuera para impedir el silencio. |
SUR:036.14 |