. Tendré que ir a buscar a mi amo. (A Maristel.) Escúchame, niña estúpida, yo vuelvo en seguida; ¡no intentes escapar! Caerías en poder del Oso Negro y entonces, ¡zas!, se acabó Maristel. Por tu bien, no te muevas de donde estás. (El Coca hace mutis. Maristel llama de nuevo con la voz apagada por la mordaza.) MARISTEL.- ¡Nachito! ¡Nachitooo! (Logra poner