! Ninguna se resigna. ¿Tú estás contento de tu vida? RAMON.- ¿Quién lo puede estar? Ese hombre que te espera en el Parador, tu novio... ADELA.- No es mi novio. Sólo me acuesto con él. RAMON.- ¿Le quieres? ADELA.- (Sonríe.) ¡Qué pregunta! Supongo que sí. Un poco, momentáneamente. No es necesario querer para acostarse con alguien. RAMON.- Tampoco estorba