fortunón por una chapuza de cinco minutos. Y a ti, ¿qué te ha pasado? Se lo conté y puso cara de perplejidad. --No lo entiendo --dijo --¿Qué es lo que no entiendes? --Que cometieran esta tropelía y no te robaran el maletín. Y al decir esto señaló la butaca contigua a la que yo ocupaba y en la que, efectivamente, estaba el maletín. --No te extrañe --dije yo cogiendo el maletín y poniendo