encontrar un puente de madera. Pasado el puente verán una desviación. Cojan a la derecha y sigan subiendo. De todas formas, con esta niebla, se van a perder. Si a medio camino se arrepienten y quieren venir a cenar y a ver el partido, ya lo saben: dos mil calandrias. Dimos las gracias al inflacionario hostelero y sin más dilación emprendimos la marcha. Al principio las cosas no fueron del todo mal, porque la pendiente era suave y la