un terremoto y todo el poblado se venía al suelo, menos la capilla que había construido el misionero con ayuda de una pecadora... --¿Piélago de almas? --¡Exactamente! ¡Qué memoria la tuya, Cándida! --aplaudí y mi pobre hermana esbozó una sonrisa de íntima satisfacción--. Ahora concéntrate y trata de recordar a un actor muy guapo que hacía de aborigen. --Antonio Vilar. --No, burra; ése era el misionero. Yo digo
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APLAUDIR - Mostrar aprobación golpeando entre sí las palmas de la mano