le el pobre enfrentarse a una maquinación diabólica, a un apocalíptico complot. Nada más falso. Del estudio somero de los archivos de la orden religiosa he podido colegir que ésta es propietaria legítima de las tierras en que sus conventos se asientan a lo largo del Camino de Santiago. Si la orden se extinguiese, como parece que va a suceder, las propiedades citadas revertirían en el Estado español, conforme a la ley de desamortización de Mendizábal, o, en su defecto