cuánta gente de que ocuparme. Mi campo, lo primero... CARMIÑA.- Yo, sin embargo, viviré a la vera del mar. Oliñas veñen, oliñas veñen... Ellos son los que más me necesitan. Siempre los preferí. Barqueiros míos. MONTSERRAT.- Menuda matutera estás tú hecha. CARMIÑA.- Si no hubiera malas leyes no habría matutes... Qué claras y qué hondas las noches en la mar. PALOMA.- Pues yo tengo que pelearme