VICTOR.- ¿Qué fue de la muchacha? BERTA.- No volví a saber de ella. Ni siquiera recuerdo exactamente su nombre... Como ves todos los dogmas han exigido siempre sus víctimas. MIRIAM.- Yo no he sido víctima de nadie. VICTOR.- Yo sacrifiqué a Miriam. ¿Es eso lo que quieres decir, verdad? MIRIAM.- Nuestro caso no tiene nada que ver. Se lo he repetido muchas veces. Tu y yo estábamos de