lolalase, finalmente, no nos faltan indicios para tener por bastante verosímil la posibilidad de que el Pontífice (tal vez, incluso, tras haber leído -si es que aún no ha olvidado los latines- el tratado dantesco) se ha resuelto a cumplir la otra parte del programa, o sea, la del Imperio, apoyando la consolidación, en una estable configuración legitimada, del pendant de una espada hegemónica en el dominio temporal, y entreviendo también hasta qué