de un partir o como lejanía de donde se nos llama, allí donde alguien responde al soplo del espíritu. ¿Será el exterior sentido como el sitio del espíritu, por contraposición a una naturaleza cuyo ensimismamiento y servidumbre se configura y representa en forma de interior? El movimiento hacia la santidad parece haber tenido siempre un aspecto de salida; el llamado por el espíritu responde siempre poniendose en camino, pero no hay determinación de meta positiva: ya se ha puesto en camino