íncube-súcube, súcube-íncube...", como un connubio que gira sobre su eje en el tálamo nupcial del poder hasta el infinito o hasta llegar a disipar la última sombra de desconfianza que pudiese abrigar quien estuviese ya entonces poseído por la moderna preocupación feminista sobre el encima y el debajo, el debajo y el encima. No soy yo nada amigo de poderes ni de poderosos, pero como en estas cosas la pasión suele ser siempre injusta, más aún que la