no le habría venido mal a tus nervios y acaso hubiéramos dispersado aquellas sombras que, levemente, iban ahondando tus ojeras, borrando el brillo de tu mirada. »Debías de intuir tu inminente derrumbe. Quizá por eso las últimas tardes preferías pasear a solas, dejarme en la casa con mis lecturas. Te ibas sola paseando al pueblo para cumplir aquella cotidiana tarea de comprar algo de comida o los periódicos.