Pero ¿podemos decir, verdaderamente, que ella había desaparecido, viviendo como aún vivía? Al fin, tras la dolorosa separación -a pesar de ese dolor- creyó hallar un nuevo cauce para su vida en las clases que le proporcionaron en aquella vieja universidad de provincias, en el sosiego con sol y nieve de Monteoscuro. Mas al derrumbe de Francesca sucedió su propio derrumbe y la idea de regresar a su país se volvió cada vez más imposible, porque se daba cuenta