, pasó a comentar la Primera Guerra Mundial, tan compleja y endiablada en aquellas tierras. Luego analizó la ocupación nazi de 1941 y el nacimiento de la Resistencia, para acabar aludiendo a la Asamblea de Liberación, que precisamente se había celebrado en 1944 en otro monasterio, en el de Prohoz. Una asamblea --según el lenguaje áulico y laudatorio del guarda-- que había logrado unificar el país «después de siglos y siglos de represión y esclavitud». El carácter religioso del