cerebro y luego mira a derecha e izquierda con gesto desconcertado. Después, unas contracciones en el pecho le sacuden y cruza ambas manos sobre él hasta que mitiga ese ataque de hipo con un largo suspiro. Sacude la cabeza tratando de alejar el estupor de su mente y la flojedad de sus miembros. El dolor en la columna y en las nalgas impele un cambio de postura. Perezosamente junta las rodillas y las lleva al suelo para apoyarse en ellas. Entonces arquea la