días bien podría probar a desplazarse como ellas. Estaba encallado en su mala racha, dejando correr la vida que ella oreaba. La luz incidió sobre las vidas de ambos en aquel momento con fines bien distintos; o quizá no albergaba fines, ni siquiera intenciones, no era más que un fenómeno natural que se manifiesta con la inocencia inalterable de las leyes físicas. Sea como fuere ella incluyó en sus planes la llamada y él recibió con halago aquella contraseña de la memoria