Texto contextualizado: |
. Después de la crisis de 1968, el régimen emprendió, con realismo y cordura, ciertos cambios que culminaron en la actual reforma política. Por desgracia, los partidos independientes y de la oposición, aparte de ser claramente minoritarios, carecen de cuadros y de programas capaces de sustituir al partido en el poder desde hace tantos años. El problema de la sucesión vuelve a plantearse como en 1910: si no queremos exponernos a graves daños, el sistema mexicano deberá renovar |
TIE:174.11 |