, después de unos años de desórdenes internos, agravados por las amenazas del exterior, hubo una resurrección del patriotismo polaco que alcanzó también a los grupos de izquierda. La reacción de Stalin fue la disolución del Partido Comunista Polaco, acusando a los líderes de ser espías capitalistas y agentes provocadores. El secretario general del Partido, Lenski, fue llamado a Moscú y ejecutado después. Igual suerte corrieron otros dirigentes, fundadores del partido y compañeros de Lenin: Warski, Waleski,